miércoles, 30 de marzo de 2011

De árboles decapitados


Había una vez dos árboles majestuosos, que se hicieron amigos en el cruce de la Avda. Juan XXIII con la Calle Héroe de Sostoa y Avda. Europa. Sus raíces eran un puzle que pavimentaba el cesped a su alrededor.
Llegó el progreso a Málaga y  las obras del metro. Justo dónde esos dos ficus hermosos estaban plantados los políticos de turno, o los técnicos y cualquiera sabe quién, pensaron que sería lugar ideal para un cruce de vías, para una boca de metro. Habiendo como había a poca distancia un descampado enorme, pero claro ahí mejor plantar rascacielos.
 Los mutilaron con nocturnidad y alevosía. Una mañana cuando iba al trabajo sólo vi los bloques de pisos y  noté el silencio  ensordecedor de los millares de pájaros que se alojaban en sus ramas, me sentí huerfana de la mejor visión de cada mañana.
 Luego me enteré que los habían trasplantado al otro lado de un puente nuevo. Nada, ni una rama verde ni un rastro de vida, después de destrozar sus raíces, no les quedó otra que dejarse morir.
En navidad siempre los llenaban de miles de bombillas, eran los árboles de navidad más bonitos e iluminados que jamás vi. 
Hoy sólo queda el recuerdo de estos troncos mutilados, tristes, testimonio de la ignorancia y poca civilidad de los políticos que ahora nos piden nuestro voto para seguir haciendo de las suyas.

domingo, 27 de marzo de 2011

De árboles y farolas


Ojalá la primavera
os devuelva las ganas de vivir,
las hojas verdes y frondosas
os llenen de color  y alegría
de pájaros que vuelvan a trinar
 y  aniden escondidos
entre las nuevas ramas
nunca más mutiladas.


Farolas con alas de gaviotas
gaviotas que no tienen
dónde posarse
edificios a pie de playa
que ensombrecen la tarde
palmeras solitarias
coches  aparcados
camino de ida y vuelta
búsqueda de un destino
tiempo invertido
a plazo fijo
olor a mar
y alcantarillas.







lunes, 14 de marzo de 2011

Arcoíris en el atardecer



El arcoíris es uno de los fenómenos ópticos que más me gustan.  Pocas veces tengo ocasión de ver  ese arco con sus siete colores elementales, y capturarlo con la cámara.
Me hace creer en la magia de la naturaleza.


Así como el atardecer, diferente cada día, con sus juegos de luces y sombras.



Luz que hace a las mismas piedras, luminosas en la mañana, parezcan tristes mientras esperan la caía de la noche. 

martes, 8 de marzo de 2011

Aeropuerto de Málaga


Esta tarde volveré a pasar un rato en el aeropuerto. Siempre que voy es como si al llegar y cruzar sus puertas, entrase en otra dimensión dónde el tiempo y la rutina dejan de tener sentido. Allí sólo puedo esperar mientras veo llegar pasajeros, gentes de todas partes, a los que esperan sus familiares, sus amigos, o los empleados de algún hotel con el cartelito. Igual pasa alguno entre la muchedumbre  y se escabulle sin que nadie se le lance a abrazarle, pero son los menos.



Siempre me da la sensación que entro a una nave espacial, que si me descuido me llevará muy lejos, a un planeta nuevo dónde se cuida el medio ambiente y se vive en armonía. Pero cuando salgo, vuelvo a encontrar el mismo cielo, el sol brillante, y la gente normal que va y viene.



El médico de cabecera siempre me dice que ande, que andar es bueno para todo.
El aeropuerto es un buen lugar para ejercitarse. Tanto como si vas, vienes o esperas, las distancias son largas.  Me siento hormiguita dentro de esta gran estructura de metal y luces artificiales. Entre un mar de desconocidos que  transitan con sus miradas llenas de indiferencia.

Lo mejor, llega a las 5:45 desde Berlín!!

viernes, 4 de marzo de 2011

Libros del mes


Este montoncito lo tengo sobre la mesa de lecturas, además de otros de relatos de terror de Poe y "Felices pesadillas" de autores varios que se vinieron ayer conmigo de la biblioteca.




En el club de lectura estamos comentando  el libro de relatos de Julio Cortázar "Armas secretas". Ayer nos llamó la atención  "Cartas de mamá".  Es un relato que empieza con esta frase:
Muy bien hubiera podido llamarse libertad condicional.
Ya predispone el subconsciente del lector. Atrapa, empiezo a leer el relato y me pregunto:  ¿Qué me estás contando, Julio?

Si se pudiera romper o tirar el pasado como el borrador de una carta o de un libro. Pero ahí queda siempre, manchando la copia en limpio, y yo creo que eso es el verdadero futuro.

 Los protagonistas, Luis y Laura, viven la mentira de un matrimonio feliz,  el relato es la historia trágica del derrumbe de su matrimonio de una forma precisa, mediante el efecto que le producen las cartas de mamá y las pesadillas de Laura, de las que nunca habla.

Se repetía de tiempo en tiempo y era siempre lo mismo, Laura despertaba con un  gemido ronco, una sacudida convulsiva de las piernas, y de golpe un grito que era una negativa total, un rechazo con las dos manos y todo el cuerpo y toda la voz de algo horrible que le caía desde el sueño como un enorme pedazo de materia pegajosa.

A lo largo del relato vamos viendo el desarraigo que sienten los personajes, y como el autor  nos va dejando detalles de ese derrumbe lento: El silencio sobre Nico, el retiro del brazo en el cine, la resignación de Laura, y cómo en la última pesadilla Luis le da la espalda a Laura y no la atiende como era su costumbre.  El sexo monótono y no deseado, Pg. 28, y cómo pasa a contemplar a  Laura como si fuera un insecto.
Las cartas de mamá crean un puente entre los dos escenarios en que transcurre la historia, Buenos Aires y París. Y mete el elemento fantástico, con sólo nombrar a Nico, el fantasma se instala en la vida del matrimonio, hasta que el hermano muerto  va usurpando su espacio al vivo, al revés de cómo sucedió en el pasado.
Y las referencias a lo no dicho, a lo omitido que de alguna forma nos muestra Cortázar mediante personajes sencillos y simples que le valen para transmitir lo oculto que se hace presente.

Para la próxima semana terminaremos de comentar este libro que ha sido un hallazgo interesante.
Los otros que están sobre la mesa ya los iré comentando, si me gustan. Askildsen, Todo como antes, tiene unos relatos de realismo sucio con unos diálogos muy cortantes y situaciones normales pero narrados con su punto de vista tan peculiar.
Dahl Road y sus Relatos de lo inesperado, voy leyendo un relato de vez en cuando, me gusta sumergirme en su realismo fantástico.
Antonio Soler y su Málaga paraíso perdido,  me está entusiasmando su forma de narrar la historia de Málaga desde el siglo XIX en adelante, las familias influyentes de la época (Larios, Heredia, Loring, etc.) contando con detalle  muchos de los acontecimientos que ocurrieron en la ciudad y cómo pasó de ser rica y próspera a caer en picado.
El día 17 de marzo lo tendremos como invitado en la sede del CAL, para comentar su libro.



miércoles, 2 de marzo de 2011

El vicio de la lectura, Edith Wharton



"El vicio de la lectura", un librito de 46 páginas. En él Edith Wharton (1826-1937) una de las novelistas más prestigiosas de la lengua inglesa plantea la idea paradójica de que la masificación de la lectura ha producido un tipo de lector “El lector mecánico” que es nocivo para el desarrollo de una literatura de calidad. Su argumentación en defensa de esta idea no puede dejar de atraer a todos los que aman la lectura y se interesan por la cultura en general.
“El valor de los libros es proporcional a lo que podemos llamar su plasticidad: su cualidad  de ser todas las cosas para todos los hombres, de ser modelados diversamente por el impacto de formas nuevas de pensamiento.  Cuando por una u otra razón, esta adaptibilidad recíproca está ausente, no puede haber ninguan relación real entre el libro y el lector. En este sentido se puede decir que no existe un criterio abstracto de valores en la literatura: los libros más grandes que se han escrito sólo valen para cada lector lo que éste puede sacar de ellos. Los mejores libros son aquellos de los que los mejores lectores han podido extraer la mayor cantidad de pensamiento de la mejor calidad…”
“Para el lector mecánico, los libros, una vez leídos, no son cosas que crecen, echan raíces y tiene ramas que se entrelazan, sino que son como fósiles etiquetados y guardados en los cajones del armario de un geólogo; o mejor dicho, como prisioneros condenados de por vida a un confinamiento solitario. Para una mentalidad de este tipo, los libros nunca hablan entre sí”.
Esta autora me ha hecho pensar. Creo que hay muchos tipos de lectores, igual que hay muchos tipos de literatura, y que depende del momento en que se está apetece algo profundo o algo ligero.  Un libro que en un momento de la vida somos incapaces de leerlo en otro  nos puede fascinar.  Creo que el lector evoluciona a medida que aumenta sus lecturas.  Y estoy de acuerdo que unos libros llevan a otros. 
En todo caso, estoy a favor de la lectura, ya sea como vicio, afición o adicción.  De forma mecánica, automática, compresiva, pero siempre que sea vivida y sentida.

martes, 1 de marzo de 2011

Perversiones, libro de relatos de varios autores


www.vagamundos.org 






El título lo dice todo: Perversiones. Breve catálogo de parafilias ilustradas (Traspiés)

El viernes pasado estuve en la presentación del libro de relatos de varios autores, en la sede del Taller de escritura, Paréntesis.

Lo presentó Guillermo Busutil,  escritor y director de la revista literaria Mercurio, entre otras cosas. Como acostumbra lo hizo con maestría, tanto que me compré el libro. Dejó entrever que había muchos relatos buenos y otros que se habían acortado para que cupieran el límite de la página y habían perdido cierta esencia, pero que en conjunto merecía la pena. Leyó el relato "Ataduras" de Rafael Linero, un relato impresionante.

Componen este volumen setenta escritores e ilustradores, la mayoría desconocidos, y otros de renombre como Andrés Neuman, Ángel Olgoso,  Miguel Ángel Zapata, Raúlo Cáceres, Pablo Gallo, Óscar Esquivias, Raúl Brasca. Han imaginado, fingido o dado alas a un variopinto catálogo de perversiones. Algunos se han tomado la tarea muy en serio, otros a broma, y no faltan -te advierten- los que se han puesto muy bordes. Adentrándose en sus páginas se descubre qué tienen en común los enemas, las muñecas y las faltas de ortografía. Quién sabe, quizá esta noche, como propone Isabel Wageman, "tú también usarás una venda"  (esto es lo que cuenta la contraportada más o menos).

Al final de la presentación intercambié unas palabras con Guillermo, le comenté que a veces en las presentaciones se ponen muy bien los libros y los autores y luego resultan ser una decepción para el lector. Es una pena que la literatura se convierta en una cuestión de mercado, más que de calidad. Esto me ha ocurrido con uno de los últimos que he leído. Estaba de promoción y el principio era estupendo. Pero después, perdió interés, se precipitó el final y me costó terminar de leerlo.

Guillermo Busutil me aseguró que si un libro no le gusta, no lo presenta. Comentamos  las presentaciónes de Ricardo Menéndez Salmón, la de Eduardo Mendoza y pronto le tocará a él con su nuevo libro de relatos.
Se lo presentará José Antonio Garriga Vela en el Museo muncipal el 15 de Marzo. Así que allí estaremos.