domingo, 27 de noviembre de 2011

Nunca me abandones, Kazuo Ishiguro


Nunca me abandones 

Nunca me abandones, es una  novela que cuenta la historia de unos amigos en un colegio privado, con total naturalidad,  una historia, que al lector puede parecerle increíble y creíble a la vez, se puede decir que huye de la ciencia ficción porque habla de la fragilidad humana, de la universalidad de los sentimientos, de la necesidad de vivir la vida intensamente porque no sabes cuándo se va acabar, o precisamente porque lo sabes, independientemente de cuál sea tu condición. Y esa es probablemente la resignación que no es común a todos.

Un libro perturbador, porque bajo la delicada y sutil superficie de su relato, bajo la amable apariencia de un estilo reposado, incluso lánguido, discurre una historia que siembra cierta intranquilidad en el lector. Llena de emociones contenidas y sin esperanza, ante la cual ningún lector puede mostrarse indiferente. 

Podríamos decir, que la trama se desarrolla en un marco espacio-temporal  minuciosamente realista en muchas ocasiones (las curiosas costumbres del colegio, el fetichismo de los objetos y las relaciones personales están contadas con detalle), aunque al mismo tiempo de un modo impreciso y desvaído, con una pátina ligeramente anacrónica, que provoca que el lector tenga una sensación continua y persistente de que un elemento extraño e indefinible que va minando la cotidianidad de la narración. 

Es difícil imaginar un final más desolador, pero al mismo tiempo más hermoso. Con él demuestra Ishiguro que la literatura no sirve para explicar el mundo, ni siquiera para ordenarlo, pero sí al menos para entender los sentimientos y las emociones, y para otorgar a unos y otros cierto sentido. No es el triunfo de la vida, ni de la esperanza, pero sí de la literatura.
Pgna. 251: Luego está la soledad. Creces rodeado de una multitud de personas, y eso es, por tanto, lo que has conocido siempre, y de pronto te conviertes en cuidador. Y te pasas horas y horas solo, conduciendo a través del país, de centro en centro, de hospital en hospital, durmiendo cada día en un sitio, sin nadie con quien hablar de tus preocupaciones, sin nadie con quien reír. 

Y para quién quiera saber más sobre esta obra os dejo el enlace  Nunca me abandones, Suit 101
del blog El hogar de las palabras.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Librería Lafer de Málaga



Hace mucho tiempo que quiero  hacer una entrada sobre esta librería con encanto, Lafer que está en la calle Amadeo Vives, una trasversal de Héroe de Sostoa con Ayala, cerca de Vialia.




  En ella aún queda un ejemplar de nuestro libro "Cuándo vivíamos aquí",  entre ese montón de novedades editoriales, periódicos y revistas.

 Esta librería está llena de rincones con libros que son auténticas joyas, dónde la cultura emana de las paredes, dónde siempre hay un momento especial para hablar de libros, de la actualidad, de la vida en ese espacio atrapado en el tiempo.

 Dice Inma que el primer libro se lo vendió en 1973, a Lolichi,   desde entonces ha sido una de sus mejores clientas, tiene una foto enmarcada de ella, en ese rinconcito lleno de luz, no lejos del teléfono rojo de pared.



 A veces le pedimos libros que no tiene, pero que procura traer lo antes posible, en esta librería funciona el boca a boca y cuando un libro gusta se vende.

A veces funciona como una farmacia para el alma, con sus libros de autoayuda, o su espacio para hablar mientras compras una revista, el periódico o un libro.

Hoy hablábamos de las palabras que ya no usamos apenas, como "bascosa" si era con b o con v, de "avío"  de como puede tener varios significados,  comprar los avíos pal puchero, o para  hacer el avío, en otras ocasiones, pero que nos choca verlas escritas.

Palabras y costumbres que se van perdiendo, como la de conversar por el simple gusto de hacerlo, tocar y ojear los libros, olerlos, sentirlos entre las manos.


Anaqueles llenos de libros, enciclopedias que ya no miramos y como en el artículo que enlazo abajo nos fiamos de las inexactitudes que encontramos en las enciclopedias de Internet.

Librería y  propia de ser revisada por  la  mirada  y la pluma de Jesús Marchamalo en alguno de su libros Tienda de palabras o Tocar los libros.

Segura protagonista del  artículo en la Opinión de Málaga, de Guillermo Busutil, Los Nautilios de los libros, de dónde copié este fragmento:

Hoy día el saber no importa ni conlleva mérito alguno. La lectura sigue rodando por la pendiente de la incultura y la adición a la imagen, a la moda de la virtualidad que desprecia el olor de las cosas, el roce de la piel, la conversación cara a cara. Y el libro impreso se defiende, como un escéptico y ajado capitán Alatriste, del afilado y templado acero con el que lo acosa la temible espada de lo digital. Con este panorama, al que sumarle el cierre de las librerías tradicionales frente al empuje de los supermercados, poco futuro le queda por soplar a las bibliotecas públicas. Ni siquiera cuando en este tiempo de economía de supervivencia la lectura es un refugio contra la tristeza y la incertidumbre, el antídoto más eficaz contra la idiotización y mediocridad que se han convertido en valiosas actitudes del panal social.

Si queréis leer más sobre ese estupendo artículo os dejo el enlace:


http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2011/11/06/nautilios-libro/462104.html


Felicidades a la Biblioteca Nacional, por su trescientos cumpleaños, eperamos que sean muchísimos más al igual que deseamos larga vida  para las pequeñas librerías y sus libreros.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Irène Némirovsky, El ardor de la sangre


El ardor de la sangre de Irène Némirovsky
Es una novela intimista y conmovedora, constituye todo un hallazgo que confirma a Irène Némirovsky como una de las autoras europeas más destacadas del siglo XX.
Descubierta en el IMEC (Institut Mémoires de l’Édition Contemporaine) por los actuales biógrafos de Némirovsky,  un  manuscrito que había permanecido perdido y olvidado entre los papeles de su editor de la época, ha vuelto a colocar la obra y la azarosa biografía de esta gran autora en el primer plano de la actualidad.
  La historia transcurre en una tranquila villa de provincias francesa, a principios de los años treinta. Silvio, el narrador testigo y parte activa de los hechos que acontecen, ha dilapidado su fortuna recorriendo mundo. A los sesenta años, sin mujer ni hijos, sólo le queda esperar la muerte mientras se dedica a observar la comedia humana en este rincón de Francia donde, aparentemente, nunca sucede nada. Un día, sin embargo, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada y hierática. A partir de allí, emergen uno tras otro los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente que demuestran cómo la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puede trastornar el curso de la vida.

  Con un tono intenso y sosegado, Némirovsky utiliza el espejo sereno y frío de la edad madura para reflejar el impulso fogoso y los excesos de la juventud, en agudo contraste con el sofocante ambiente provinciano de sobreentendidos, sospechas y silencios que la autora describe con esa particular mezcla de lucidez y compasión que caracteriza su obra,
en esa maravillosa forma de contar las cosas, con la virtud de la gran contadora de historias, que de una forma medida, nos sumerge en las profundidades de unos personajes y una trama que te atrapan por momentos, y que este caso, contiene grandes dosis de intriga y un final sorprendente que está a la altura del resto del relato.
Es ese "ardor de la sangre", esa pasión propia de la juventud, la que conduce a ese mundo de infidelidades, traición, intriga e incluso asesinatos. Un "ardor de la sangre" que con los años se apaga y queda oculto bajo el manto del silencio y la hipocresía. Porque es más importante aparentar que ser.  De este modo, unos personajes que al principio nos parecían monótonos, planos, aburridos,... van adquiriendo una profundidad que ignorábamos que tuvieran.
 "¿Cómo prende en nosotros ese fuego" En unos años, en unos meses, a veces en unas horas lo devora todo y después se extingue. Después puedes enumerar sus destrozos. Te ves atado a una mujer a la que ya no quieres, o arruinado, como yo; o, si has nacido para ser tendero y te has empeñado en ser pintor en París...
¿Quién no ha visto su vida extrañamente deformada y torcida por ese fuego en un sentido contrario a su naturaleza profunda? En definitiva, todos nos parecemos, mucho o poco, a las ramas que arden en mi chimenea y se retuercen al antojo de las llamas. Aunque tal vez no debería generalizar: hay gente que es tremendamente sensata a los veinte años. Pero yo prefiero mi locura pasada a toda su sabiduría."

"¿Quién conoce a la verdadera mujer? ¿El amante o el marido? ¿Son realmente tan distintas la una de la otra? ¿O están tan sutilmente mezcladas que resultan inseparables? ¿Están hechas de dos sustancias que una vez combinadas forman una tercera que ya no se parece a las otras dos? Lo que sería tanto como decir que a la verdadera mujer no la conocen ni el marido ni el amante. Sin embargo, se trata de la mujer más sencilla del mundo. Pero he vivido lo bastante como para saber que no hay corazón sencillo"